lunes, 25 de enero de 2010

Clarín, bajo emoción violenta


Tiene 14 años como multimedios. Tal vez, porque apenas si es un adolescente en ese sentido figurado, bien podría disculpárselo. Pero el principal multimedios de la Argentina en su porfía dura con la Casa Rosada –que no se privan de golpes bajos, campañas sucias y agresiones solapadas ambas partes- edita en forma desembozada y en el camino deja jirones de periodismo. El DsD presenta un informe urgente. Antes de que sea tarde.



La campaña publicitaria lanzada por Clarín asegura que una opción periodística es “la realidad se puede tapar”. Desde agosto último el periodismo argentino está pasmado. El Grupo Clarín, afectado como multimedios por decisiones del Gobierno nacional, viene editando su diario en forma inusitada. “Furia clarinesca” la denominó el dueño de Editorial Perfil, Jorge Fontevecchia; “furia” le llamó Horacio Verbitsky; “catástrofe” escribió Martín Caparrós; “bandazos” advirtió un editor misionero; “tapas crispadas” describió otro editor, pero de un sitio web. Una parte importante de la comunidad periodística le advierte a Clarín que está jugando todo lo que le queda de su capital más valioso: su marca, su credibilidad. Clarín parece estar bajo emoción violenta. Crispado. Diario sobre Diarios (DsD) presenta aquí precisamente algunos de los “desatinos” periodísticos cometidos por el matutino.


Desatino 1: Pasó a editar “de negativo a neutro” Desde la primera semana de agosto de este año, cuando se anunció el acuerdo entre el Gobierno nacional y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Clarín comenzó a editar las noticias referidas a la administración nacional con signo “de negativo a neutro”. Es decir, priman los títulos principales de tapa de cada día, con tratamiento negativo, le siguen las neutras y muy por detrás las positivas. De igual forma, desde la primera semana de agosto y hasta el martes 15 de septiembre, el diario editó tres tapas positivas para el Gobierno nacional, mientras que otras 28 fueron desfavorables. Un relevamiento de algunas de esas ediciones resulta memorable. Por ejemplo, el día 28 de agosto, desde la página 3 hasta la página 18, publicó 17 noticias, todas ellas fueron negativas para la Casa Rosada. Ocurrió lo mismo el día 2 de septiembre, con 14 informaciones todas con sesgo crítico. Ahora bien, cualquier lector de Clarín con algo de memoria se podrá dar cuenta que el matutino no siempre editó de esa forma. Diario sobre Diarios (DsD) a través de su publicación para abonados denominada “Agenda” estudió el tratamiento de los diarios Clarín, La Nación, Página/12 y Ámbito Financiero a la administración nacional en los sucesivos años 2006, 2007 y 2008. Antes, en 2005 completó un relevamiento del período 2003 /2005 pero para analizar los posicionamiento editoriales, y los temas/noticias que fueron instalados con signo positivo o negativo. De esa forma –y dicho aquí sintéticamente- DsD pudo comprobar que el período de “gracia”, de “crédito inicial” que los grandes diarios porteños le otorgaron a las dos últimas administraciones kirchneristas fue del 25 de mayo de 2003 al 24 de marzo de 2004. Ese día, los títulos principales de Clarín, La Nación y Ámbito criticaron el acto del entonces presidente de la Nación frente a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) por “refundante” y no reconocer lo que gobiernos constitucionales anteriores hicieron en materia de derechos humanos. A ese período de “crédito inicial”, la revista Noticias lo denominó en forma apresurada pero acertada como “Oficialitis”. En ese período, con matices por cierto, todos los diarios porteños fueron oficialistas, no sólo Clarín. Desde 2004 a 2006 se abrió un período de tensiones en la relación de la prensa con la Casa Rosada. En general, fue matizada como una legítima lucha por el control de la “agenda” (un fenómeno natural que ocurre en todos los países y que en las academias se estudia como “agenda setting”). En ese período, fue La Nación el matutino que más tensionó con el gobierno de turno. Y fue ese gobierno el que cometió varias torpezas: invitaciones a periodistas y no a los medios para realizar coberturas; ausencia de normas claras en la publicidad oficial; menciones directas en discursos oficiales a notas escritas por los periodistas nombrándolos por nombre y apellido; ausencia de conferencias de prensa, entre otras. En 2007, el eje “corrupción” llegó a las tapas de los diarios con fuerza y armó series informativas. El caso Skanska, la valija de Antonini, la bolsa de Miceli y el caso Greco, fueron algunos de los hechos que fueron descriptos por los matutinos como “corrupción”. Aún así, el balance global del año para Clarín arrojó, otra vez, una edición de neutra a positiva. En 2008 se abrió un nuevo período. El conflicto con el sector agropecuario, desde marzo a julio de 2008 provocó un giro en el tratamiento de Clarín a la Casa Rosada: dejó de editar de neutro a positivo para pasar a editar de neutro a negativo. Tras el final del conflicto luego de la decisiva votación en el Senado de la Nación, ambas partes –Gobierno y Clarín- dejaban trascender en forma oficiosa que el enfrentamiento público entre ambos se debía a la cobertura funcional al “campo” que Clarín había hecho del mismo. Y porque las cámaras de la señal Todo Noticias repetía una y otra vez la posición del agro, lejos de una cobertura equilibrada. De ese período, fue la frase del ex presidente Néstor Kirchner: “¿Qué te pasa Clarín? ¿Estás nervioso?”. Un trabajo publicado por DsD en aquel momento demostró que no fue la cobertura del diario Clarín de ese conflicto lo que disparó el enfrentamiento. Y que en definitiva la causa o causas del mismo, nunca había sido relevado por ambas partes. Aún hoy se mantiene ese secreto de Estado. Así, mientras que de 2003 a 2007, Clarín editó “de neutro a positivo” y en 2008 “de neutro a negativo”, desde agosto de 2009, el diario pasó a editar “de negativo a neutro”. Una decisión editorial trascendente tomado a la luz de la pérdida del negocio de la televisación del futbol dispuesta por la AFA. Pocos días después, el Poder Ejecutivo remitió al Congreso de la Nación, el proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que promueve una “desconcentración” de multimedios, que afectaría en lo inmediato de aprobarse al Grupo Clarín, al Grupo Uno (Vila-Manzano-De Narváez) y en menor medida, a Telefónica (Telefe y otros), principalmente. Más tarde, el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER) aprobó la marcha atrás con la fusión de las dos cableoperadoras adquiridas por el Grupo Clarín (Multicanal y CableVisión). Y otra vez hubo torpezas: agresiones a corresponsalías del diario Clarín; afiches en la vía pública contra accionistas y directivos de la firma, un insólito operativo de la AFIP en la empresa, con insólitas explicaciones oficiales, por mencionar algunas. En ese contexto, Clarín -que tiene una experiencia como multimedios de apenas 14 años- produjo su giro editorial más fuerte. Y al hacerlo pone en juego todo lo que tiene una empresa periodística. Nada más. Nada menos. Esta decisión representa un antecedente sobre los criterios editoriales del matutino. Y es un llamado de atención para toda la dirigencia política argentina, no importa cual fuere su signo partidario.


Desatino 2: Descalificó la ley con palabras que sólo usó Clarin El proyecto de ley audiovisual enviado por la Casa Rosada al Parlamento para su debate fue duramente cuestionado en todos los medios del Grupo. También -aunque aquí no es objeto de estudio- en los del Grupo Uno (De Narváez/Vila/Manzano). Lo inesperado fue que Clarín le cambió la denominación por otras, que fueron usadas sistemáticamente en el diario, en la señal TN, en los noticieros de radio Mitre, en programas periodísticos que se emiten en sus canales y en los sitios web corporativos. “Ley de medios K”, “Ley de control de medios” y “Ley contra los medios” fueron los eufemismos, algunos adjetivos descalificativos. El columnista Eduardo van der Kooy en su análisis del domingo 6 de septiembre llegó a calificar la iniciativa como “proyecto mordaza”. Esos descalificativos para titular la información referida al proyecto sólo los utilizó Clarín. Un dato que sus editores deberían registrar. Clarín tiene una extensa historia de lograr imponer neologismos, o usos o recursos periodísticos. Desde el lejano “la gente” que promovió el entonces secretario de redacción, Roberto Guareschi, hasta “motochorros” extraído de la jerga policial. Esos y otros ejemplos, no solo fueron copiados por otros matutinos, sino que terminaron por incorporarse al lenguaje oral y escrito de la sociedad. Pero lo que antes lograban con facilidad, no lo han podido imponer –al menos por ahora- en el caso de esta ley. El resto de los diarios evitaron esos recursos y utilizaron “ley de radiodifusión”, “ley de medios”, “ley audiovisual” o “medios”, a secas. Sólo los columnistas de La Nación. Joaquín Morales Solá (un ex Clarín que se desempeña en la señal Todo Noticias) usó los mismos descalificativos, al igual que Carlos Pagni (un ex Ámbito de Julio Ramos, que se adaptó al medio). La capacidad del matutino de instalar temas y palabras en la opinión pública provocó incluso que algunos dirigentes de la oposición usaran al principio del debate los mismos descalificativos que Clarín para referirse al proyecto de ley. Las leyes tienen denominaciones oficiales. Y su adaptación al medio impreso puede acortarse con la sana intención profesional de que quepa en los espacios limitados que siempre presentan los titulares, de tapa y al interior de la edición. No fue este el caso. Clarín lo hizo con una clara intención editorial de descalificarla. Y es un pésimo antecedente para el periodismo argentino registrado en el diario más importante del país.


Desatino 3: Todos los títulos de tapa son siempre negativos Si se presta atención a los titulares principales de tapa de Clarín (ver recuadro) se puede constatar que desde el viernes 28 de agosto –en el cual registran la presentación del proyecto de Ley- hasta el presente, el matutino siempre abrió sus ediciones en registro negativo. Ese comportamiento editorial sistemático en Clarín no resulta creíble cuando -en iguales períodos- se compara con matutinos como La Nación, un diario históricamente crítico a las administraciones kirchneristas. En el mismo período, La Nación editó 10 tapas positivas para el Gobierno nacional, manteniendo su promedio de 2 portadas con ese sesgo por semana. Así se pone en evidencia –una vez más- que la “agenda” que construyen los diarios se basa en intereses propios. Y se cae aquel paradigma que cada tanto le gusta usar al director general de Clarín, Ricardo Kirschbaum, de que “reflejan la realidad”. Por cierto, un concepto que en la academia no se usa desde hace 20 años al menos. El uso de la “agenda” en forma extremadamente versátil en períodos cortos podría ser interpretado por otros sectores de la comunidad como una aplicación desaprensiva, o peor aún, como un recurso de presión, típico de los “factores de poder”. Y si algo perjudica al periodismo que nació como un “contrapoder” es comportarse como si fuera un “poder” más dentro de la sociedad. Lejos de los intereses de los lectores. En ese sentido, el matutino no se propuso explicarles en detalle su posición como multimedios, ni su historia a sus lectores. En vez de hacer “docencia”, una de las históricas funciones del periodismo, prefirió otra cosa. Así dejó que otros medios de comunicación y otras empresas les expliquen las cuestiones de fondo de su propia historia a otros públicos. La edición informativa de Clarín contrastó además con el resto de los matutinos. Muchos de ellos publicaron información sobre la integración de los grupos mediáticos del país y sobre eventuales procesos de “desconcentración”. Además, algunos utilizaron conceptos como “monopolio” u “oligopolios” para referirse al mapa mediático nacional. Es decir, a excepción de Clarín, los diarios publicaron información que hasta hace poco se consideraba “tabú”: la referida a los propios medios de comunicación. En este sentido, los diarios La Nación, Perfil, Crítica y –en menor medida- Ámbito mostraron las mejores coberturas, con un tratamiento informativo equilibrado sobre el proyecto. Pese a que lo cuestionó desde espacios de opinión, La Nación también abrio sus páginas a diferentes consideraciones sobre la iniciativa y evitó descalificar a la iniciativa en sus títulos con motes como “ley de control de medios”. También abordó la problemática de la concentración de medios en el país. Es destacable la decisión de La Nación. El matutino mantiene históricamente relaciones de “buena vecindad” con Clarín, además de ser socios en Papel Prensa S.A.. Nada de eso le impidió hacer una cobertura equilibrada del proyecto oficial, editando en una cantidad casi similar información favorable y contraria a la norma. Claro que desde sus espacios de opinión la fustigó (a través de editoriales y columnas de opinión), lo cual es absolutamente legítimo. Perfil publicó generosa información sobre la trama mediática en el país y el CEO de la editorial, Jorge Fontevecchia, reveló datos sensibles sobre el Grupo Clarín -aunque arriesgados y sin fuentes indentificables- y realizó valiosos análisis comparativos sobre los medios de aquí y de otros países además de firmar lúcidos artículos sobre los alcances de la influencia de Clarín. Perfil además tiene un valor construido en los últimos años: nadie lo puede acusar de ser oficialista. Del mismo modo se destacó la cobertura de Crítica. El matutino de Antonio Mata venía alicaído, hasta que su jefe de Deportes, Andrés Burgo, dio la primicia sobre la posible ruptura del contrato entre la AFA y TSC. A partir de allí escogió el tema “Gobierno – medios” para gran parte de sus tapas y difundió buena y variada información sobre las iniciativas oficiales respecto de las empresas periodísticas y de la configuración del mapa mediático. Lo hizo sin perder el tono crítico con la Casa Rosada, cuando sus tapas versaron sobre otros asuntos. Una curiosidad: Página/12 sólo editó opiniones favorables al proyecto oficial y el seguimiento informativo lo hizo sin aportar mayores novedades. En cambio, El Cronista presentó el tema en términos críticos, privilegiando opiniones contrarias al proyecto de ley.


Desatino 4: Desprolijidades informativas Como salpicado por el apuro, decidiendo sobre la marcha, se registraron algunas desprolijidades. Notas sin firma Desde que el Ejecutivo envió el proyecto al Congreso de la Nación, Clarín presentó en sus páginas varias notas sin firmas. Por ejemplo, el sábado 5 de septiembre editó como título principal de tapa “Subas en naftas gasoil, garrafas y pasajes aéreos” y remitió a una nota que no tuvo rúbrica. Aunque cabe destacar que esta modalidad Clarín la utilizó antes de la actual coyuntura con suma regularidad. En general, era la metodología usada para publicar adelantos filtrados en “off” por el Gobierno. Esos adelantos coincidieron con el período en el cual se desempeño como jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, Alberto Fernández. Notas firmadas Pero en esta etapa post-envío del proyecto audiovisual, hubo periodistas que firmaron notas informativas o de análisis sobre la iniciativa oficial. Así, por ejemplo, el día siguiente al anuncio de la Presidenta, Leonardo Míndez firmó la nota central, Pablo Dorfman cubrió la marcha en apoyo al proyecto y Atilio Bleta y Marcelo Helfgot aportaron la información parlamentaria. Los titulares: El Gobierno envió al Congreso un proyecto para controlar a los medios Preocupación por saber quién regulará la aplicación de la ley La marcha tuvo mucho colorido, pero una convocatoria escasa La iniciativa será tratada sólo por dos comisiones que maneja el kirchnerismo El sábado 29, Sergio Rubín puso la firma en la nota que incluyó los reclamos de la Iglesia y Martín Bravo relevó las novedades del Congreso: Los titulares: Radiodifusión: la Iglesia pidió que la ley la trate el próximo Congreso El debate comienza la semana próxima en tres comisiones Bleta, Helfgot y en menor medida, Bravo y Horacio Aizpolea fueron los encargados de la cobertura del debate parlamentario al menos hasta aquí. El domingo 30, Miguel Wiñazki firmó una nota con opinión sobre la iniciativa, titulada “Un proyecto arbitrario que no tiene ningún antecedente en el mundo”. Volvió a firmar el domingo 13 una nota titulada “De qué hablamos cuando hablamos de monopolio: refutación al argumento preferido del Gobierno”., en donde esgrimió el argumento preferido por la empresa. El viernes 4 de septiembre, Daniel Juri firmó una breve columna titulada “Menem ya lo hizo” en la que hizo un repaso de algunas acciones del kirchnerismo y señaló que desde el Gobierno “pusieron la mira en Clarín: primero, en su alianza con la AFA, después, con este proyecto de radiodifusión exprés. En el medio, se comparan goles con desaparecidos -en la misma mesa de algunos barones de la AFA que florecieron en los 80- o se confunde a trabajadores de prensa con empresas”. También hubo una enorme cantidad de notas sin firma con respecto al proyecto oficial. Fueron aquellas que incluyeron en mayor medida la información funcional a la empresa o el enfoque editorial del Grupo. Mientras que la jerarquía del diario editó notas firmadas. Ricardo Kirschbaum, Ricardo Roa, Julio Blanck, Eduardo van der Kooy pusieron sus rúbricas en diferentes artículos dedicados al tema, que coincidieron con la mirada empresaria y que hasta utilizaron los mismos términos para referirse al proyecto. Fueron dias de mucha tensión en la redacción central. Fopea pide la “cláusula de conciencia” En este marco, el Foro del Periodismo Argentino (Fopea) emitió un comunicado en donde pidió “reactivar” la “cláusula de conciencia para los periodistas”. Obviamente la ONG no se refirió a los profesionales de Clarín sino a los de todos los medios afectados por la nueva norma. Sin embargo, el comunicado causó un fuerte malestar en la calle Tacuarí. “Los directivos de las empresas periodísticas tienen todo el derecho de utilizar los espacios editoriales para expresar la opinión institucional. Pero lo que no pueden es exigir a sus periodistas que degraden su trabajo profesional para ponerse al servicio de sus intereses, ya que la libertad de conciencia de los periodistas debe ser respetada. Asimismo, la sociedad tiene derecho a recibir información certera y plural, y a poder distinguirla de una estrategia editorial”, señaló un tramo del texto de Fopea. Fuera de la sección “El País” se dieron otras particularidades en Clarín. La sección Deportes, siguió publicando notas negativas hacia el acuerdo entre el Gobierno y la AFA y contra el ex “intocable” Julio Grondona. Pero hubo una sutil diferencia respecto de las notas de la sección El País: salieron casi todas sin firmas. La inocencia de los lectores Pero la edición de Clarín no sólo mostró las demasías antes descriptas. También incluyó algunas informaciones que, por el momento en que las publicó, pueden llamar a suspicacias. Por ejemplo, publicó dos notas seguidas contra el diputado oficialista Gustavo Marconato. Una fue el domingo bajo el título “Un diputado K, sospechado por cambios en un proyecto de ley” y la otra el lunes titulada “Un diputado K sufrió en carne propia los arrebatos del fútbol”. Más allá de la información, lo que llamó la atención fue que ambas fueron jerarquizadas en la sección El País y que el protagonista es el presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados, una de las comisiones a la que se giró el proyecto audiovisual y que copresidía el debate central parlamentario. Lo titulares: “Un diputado K, sospechado por cambios en un proyecto de ley” “Un diputado K sufrió en carne propia los arrebatos del fútbol” “Vinculan con un crimen mafioso a un empresario kirchnerista” El viernes 28 el diario editó una nota titulada “Vinculan con un crimen mafioso a un empresario kirchnerista”, y afirmó en el primer párrafo: “El intendente kirchnerista de Quilmes, Francisco ‘El Barba’ Gutiérrez, en diálogo con Clarín, vinculó al empresario oficialista Ernesto Gutiérrez Conte (CEO de la corporación que controla Aeropuertos Argentina 2000 y muy cercano al kirchnerismo) con el crimen de su hermano, el subcomisario de la Bonaerense Jorge Omar Gutiérrez, asesinado hace 15 años en un episodio ligado a la investigación de la llamada aduana paralela”. Al día siguiente, el sábado 29, el diario amplió las declaraciones del intendente de Quilmes y editó otra nota titulada con el textual “Yo creo que Gutiérrez Conte está detrás de la muerte de mi hermano”. El CEO de la corporación Aeropuertos Argentina 2000 no se quedó quieto. Y al domingo siguiente, Perfil publicó una nota titulada “Gutiérrez dice que Clarín lo envuelve con un delito para que no compre Telecom”. Según el directivo, “cuando hace cinco o seis meses atrás comenzamos con Eduardo Eurnekian (dueño de Corporación América) a trabajar en el tema Telecom, pensamos que no iba a ser una batalla fácil, pero nunca imaginé que iba a llegar a esta situación”. Las dos notas de Clarín que acusaron al empresario “kirchnerista”, se publicaron sin firma. Por último, el diario no se privó de “chicanear” a Marcelo Araujo, para lo cual recuperó una nota que en “marzo de 2009” el actual relator del fútbol por el canal estatal había publicado en su blog con críticas al “fútbol para todos”. Todas estas notas publicadas contuvieron información seguramente válida. Pero fueron editadas en un contexto donde los supuestos afectados por las notas, desempeñaban en ese momento una situación política o comercial que podrían afectar intereses del Grupo. Y los lectores no fueron advertidos. Ni el diario hizo aclaración alguna. Es como pisar “toda la pobre inocencia de la gente”, diría León Gieco.


Desatino 5: La comunidad periodística se lo advierte El pasado 13 de agosto, luego de que se conociera la ruptura del contrato de la AFA con TSC (en la que participaba en un 50% el Grupo Clarín), el columnista de Crítica, Martín Caparrós, firmó una nota titulada “La patria se derrumba despacito”. < - Les Recomiendo leer esta nota “La Argentina está al borde del abismo –afirmó-. La catástrofe se cierne y amenaza. La patria se derrumba –pero muy despacito. Estoy dispuesto a hacer la apuesta: o está pasando algo muy incomprensible –algo que sólo unos pocos poderosos saben– o dentro de un mes vamos a vivir en un país que será la suma de Ruanda, Honduras y Bolivia con una leve dosis de Chechenia y unas gotas de Colombia on the rocks”. Y abundó: “No hace falta decir lo poderosa que es la prensa para crear percepciones y sensaciones colectivas. Tampoco, cuál es el grupo que domina la prensa en la Argentina. Y menos aún cuán importante es, para ese grupo, que no le toquen los negocios. El gobierno acaba de manotearle uno de los grandes a la Corporación Clarín y eso, sospecho, lo pagaremos entre todos. No sólo por los famosos 600 millones sino, más que nada, porque, a menos que el grupo de marras haya cambiado mucho su forma de funcionar y de hacer periodismo, se viene, en los próximos meses, una ofensiva noticiera tremebunda. Donde los crímenes sangrientos serán más sangrientos que nunca, los empresarios desconfiados desconfiarán en titulares temblorosos, los reproches de Macri o De Narváez o Carrió serán credo en sus radios, los hospitales desprovistos no tendrán ni una gasa en Telenoche e incluso, quizás, algún valeroso periodista se lanzará a investigar y al fin descubrirá que la administración del fútbol argentino cometió ciertos ilícitos”. Tres días después, en Página/12, Horacio Verbitsky auguró más pesadillas periodísticas: “Otro efecto ostensible es la respuesta del Grupo Clarín, cuya furia hace vibrar las páginas del diario y las ondas de sus programas radioeléctricos, donde ha decaído el cuidado por las formas y los tonos y es posible escuchar a periodistas desencajados gritando ‘¡Son todos ladrones!’, como en una parodia de Peter Capusotto. Nunca el juego político del grupo ha quedado tan en evidencia”. Esas advertencias de los dos columnistas se dieron cuando el holding perdió el negocio del fútbol por TV. Días después, cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció el envío del proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual al Congreso, el tratamiento informativo que el matutino le brindó al Gobierno profundizó la crítica hasta niveles inéditos. Y así lo volvieron advertir otros periodistas. El domingo 5 de septiembre, Fontevecchia escribió: “Hasta su ingreso al Gobierno, María del Carmen Alarcón tenía un trato informativo privilegiado en Clarín por su amistad con José Aranda, uno de los tres gerentes-accionistas de más peso del Grupo. Pero desde que saltó a la vereda K, se terminó el buen trato y la furia clarinesca también se abatió sobre ella. Alarcón llamó a su amigo Aranda y le pidió piedad y comprensión. La respuesta que recibió fue categórica: ‘Te juro que yo no tengo nada que ver. Estas son órdenes de Magnetto, que está desatado e implacable con todos aquellos que se acercan al kirchnerismo’”. Y consideró: “Otro capital que Clarín se está consumiendo en este enfrentamiento (desde mi óptica personal, el más valioso) es el capital simbólico. Lo material se puede reconstruir pero el prestigio, la credibilidad y más aún la autoridad, una vez que se pierden, no se recuperan más (…) Kirchner ya logró infligirle al Grupo una seria derrota al establecer en todos los ciudadanos que Clarín adecua su visión de la realidad a causas extraperiodísticas y extraideológicas. Pero en lugar de responder con aplomo tratando de minimizar los daños, como corresponde a quien es y se debe sentir fuerte, el propio Clarín en su desesperación se está ocasionando aún más heridas al pasarse a una actitud opositora fanática, plagada de adjetivos y evidente hasta para el más iletrado de los argentinos, después de haberse destacado durante años por un oficialismo inequívoco”. En Crítica, ese mismo domingo, Diego Schurman aseguró que “los títulos negativos se multiplicaron a medida que el Grupo Clarín se quedaba sin la exclusividad de la transmisión del fútbol y se daba marcha atrás con la fusión de Cablevisión y Multicanal”. Y afirmó: “Días atrás, aunque se muestra cada vez más crítico del Gobierno, Alberto Fernández llevó sus reparos a Jorge Rendo, uno de los directivos de Clarín, por la política editorial del diario. Para el ex jefe de Gabinete e histórico interlocutor del kirchnerismo con Clarín, el periódico revela una falta de equilibrio que atenta contra su credibilidad”. Por último, también ese domingo, Horacio Verbitsky en Página/12 se refirió a la iniciativa oficial e ironizó: “En un alarde de objetividad que ratifica la conveniencia del proyecto, Clarín lo menciona en el diario, la radio y la televisión, abierta y por cable, como ‘Ley K de medios’ o ‘Ley para controlar a los medios’”. El experimentado director del diario misionero El Territorio, Gonzalo Peltzer, expresó en su blog personal: “Clarín se dio cuenta recién ahora, después de seis años, que el régimen de los Kirchner es autoritario y corrupto” y señaló: “Lo siento por Clarín y valoro el esfuerzo de ahora, pero les voy avisando que estos bandazos se pagan con circulación”. Diego Rottman, director del prestigioso sitio Periodismo.com, desde su blog personal y bajo el título “Clarín: Néstor Kirchner prendió la bengala en Cromañón” comentó que a partir de que el Ejecutivo envió al Congreso el proyecto “día tras día y con excusas débiles o sin excusas fueron desfilando todas las críticas contra el Gobierno y las causas de corrupción contra sus funcionarios y allegados que hasta ahora había omitido o difundido con suavidad”. Consideró que “adjetivar negativamente toda iniciativa del gobierno nacional (¿Macri está haciendo todo joya?) y manipular declaraciones opositoras no parece el mejor camino para hacer buen periodismo. Al lado de La Nación, hoy Clarín parece escrito por los comentaristas de los diarios digitales”. Como se puede observar hay mucha preocupación entre los periodistas. Esos reflejos o reacciones tal vez originen debates y correciones. De uno y de otro lado.


Cronología de la tensión informativa Estos fueron los títulos principales, secundarios, bajadas y volantas de Clarín desde el día en que se envíó la ley de medios al Congreso hasta ayer.

Viernes 28: “Presentan la ley para controlar a los medios” En la bajada alertó que el Ejecutivo “quiere avanzar sobre la prensa independiente”, y consignó que la Presidenta afirmó que “es el primer gobierno” en enviar un proyecto sobre medios al Congreso; pero, en “verdad, ya lo habían hecho, con propósitos diferentes, los de Alfonsín, Menem y De la Rúa”. También exhibió en la foto central a un grupo de militantes celebrando el anuncio presidencial frente a la Casa Rosada, y publicó cuatro recuadritos: expuso el “mensaje” de la directora Ernestina Herrera de Noble: “Ningún apriete torcerá nuestro compromiso con la sociedad”, indicó el “Unánime rechazo de la oposición”, alertó sobre “Nuevos ataques contra oficinas del Grupo Clarín”, y planteó con tono editorial que “Lo que molesta es la impotencia para controlar y manipular a los medios”.

Sábado 29: “Ahora investigan a De Vido por el caso Skanska” con la volanta “Denuncias de coimas en la construcción de un gasoducto”. Como segundo título editó “El taxi aéreo preferido de los Kirchner no tiene habilitación” y como tercer título “Ley de control de medios: la Iglesia pide que se postergue”.

Domingo 30: “Funcionarios K, con más de 50 causas por corrupción”. En la bajada afirmó que “los principales sospechados son Néstor y Cristina Kirchner”. Desde un recuadro destacó que “los taxis aéreos que usan los Kirchner cuestan hasta US$ 40.000”

Lunes 31: “Palermo y Ortega, los dueños del domingo” (primer título neutro de la serie). Aunque como segundo título editó “Suben 17.000% los fondos del organismo que controla al campo” con la volanta “Lo maneja un hiperkirchnerista”. En tercer lugar tituló “La oposición se planta ante la ley de medios”

Martes 1º: “INDEC: les hacen juicio a los técnicos que echó Moreno” con la volanta “Insisten en que las cifras no serán revisadas”. Como segundo título destacó: “Confirman que vuelve el tarifazo de luz y gas en octubre”.

Miércoles 2: “Sólo se blanqueó un 3% del dinero que está afuera” y en la bajada opinó que “es un monto bajo frente a los US$ 128 mil millones que los argentinos tienen en el exterior”.

Jueves 3: “Scioli despidió a un ministro por orden de Kirchner” con la volanta “Otro gesto de hostilidad hacia el campo”. En un subtítulo con tinta roja advirtió que “En agosto se estancó la recaudación impositiva”. Como segundo titular imprimió “La oposición rechaza el apuro oficial por la ley de medios”.

Viernes 4: “Pide Cobos que no se vote la ley con apuro” con la volanta en tinta roja “El debate por el proyecto para controlar a los medios”. En dos recuadros destacó la “Dura pulseada para que haya un debate más amplio” y que “La iniciativa no pone límites a los capitales extranjeros”.Un subtítulo en colorado advirtió: “Otra embestida de Kirchner contra el Grupo Clarín”.

Sábado 5: “Subas en naftas gasoil, garrafas y pasajes aéreos” con la volanta “Precios en alza”. Como segundo título imprimió: “Detienen a un empresario vinculado al kirchnerismo” y recordó en la bajada que “a través de un testaferro aportó a la campaña de Cristina”.

Domingo 6: “La Justicia avanza en investigar los bienes de Kirchner” con la volanta “Causa por supuesto enriquecimiento ilícito”. En tinta roja comentó como subtítulo “Santa Cruz: el veloz enriquecimiento de los amigos del poder K”.

Lunes 7: “Toda la oposición da por terminado el diálogo político” con la volanta “Fracasó una iniciativa del Gobierno” y un recuadro en donde afirmó que “El Consejo Económico y Social quedó sólo en un anuncio más”.

Martes 8: “Por la mafia de los remedios echaron a un funcionario” y en la bajada aseguró que “el principal sospechoso” habría “aportado dinero para la campaña de Cristina. Un subtítulo advirtió: “La Justicia, detrás del patrimonio de un hombre clave en Obras Públicas”.

Miércoles 9: “Investigarán por lavado a la mafia de los medicamentos” y en la bajada recordó que “El juez le apunta a dos hombres vinculados al empresario Lorenzo, que figuran en la lista de aportantes a la campaña electoral kirchnerista en 2007”. En el segundo título editó “Otra fuerte caída de la industria: 9,5% en julio” y sólo en la bajada consignó que son cifras de la UIA.

Jueves 10: “Trámite irregular en un subsidio de $10 millones” con la bajada “Lo dio el organismo que controla la actividad del campo y está manejado por un ultrakirchnerista”.

Viernes 11: “Operativo oficial de intimidación a Clarín” con la volanta “En el marco del hostigamiento del kirchnerismo”. Como segundo título editó “Acuerdo opositor para revisar la ley de medios” acompañado por una foto de los dirigentes Cobos, De Narváez, Sanz y Michetti. Sábado 12: “Reacción de Cobos por la presión oficial para que renuncie” con la volanta “Ley de control de medios”. En rojo publicó como subtítulo “La oposición advierte que la ley de control de medios es inconstitucional”.

Domingo 13: “Hubo 15 operativos simultáneos para intimidar a Clarín” con el subtítulo en rojo “El Gobierno presiona para cerrar el debate de la ley de control de medios”. Como segundo título le cedió la palabra a Cobos, quien dijo “No estoy condenado a quedarme callado”.

Lunes 14: “Un final reñido en Corrientes: habrá balotaje”. Fue el segundo título neutro de la serie negativa.

Martes 15: “Cristina, obligada a retroceder para juntar más votos” con la volanta “Ley para controlar a los medios”. Como segundo título editó “Denuncian al Jefe de Gabinete” con la volanta en rojo y tipografía grande “Intimidación a Clarín”.

Miércoles 16: “El kirchnerismo quiere retener el control hasta 2013” con la volanta en rojo “Ley de medios”. En un subtítulo también con tinta roja destacó: “Diputados: con escándalo, el oficialismo avanza y hoy busca que se vote”.

No hay comentarios:

Plaza 24 de Marzo 2001

Plaza 24 de Marzo 2001
Mariano Fernández Martín