Un 24 de Marzo se acerca otra vez a nuestras vidas, y cada año reflexionamos con más profundidad sobre lo que fue en verdad el PROCESO DE REORGANIZACIÓN NACIONAL, no lo que vendían los medios de la época y lo que nosotros, inocentemente o no, comprábamos. Una vez más recordamos el holocausto argentino, el Estado como arma destructiva que eliminó varias generaciones y dejó psicológicamente diezmadas a otras tantas. En principio, con los 30.000 desaparecidos, los torturados, los bebés secuestrados con la apropiación de su identidad y de los bienes materiales de sus padres, luego, los exiliados. Creyeron que el plan macabro, que la teoría de la “seguridad nacional” había triunfado, porque además, hubo muchos “socios”, cómplices civiles necesarios, de los distintos sectores sociales que le rendían honores porque obtenían beneficios.
Pero aquí había una reserva que empezó a crecer, esa resistencia se convirtió en flor, se iniciaba la lucha por la verdad y por sacarle la venda al pueblo argentino.
Las madres de los desaparecidos, único ejemplo a nivel mundial con sus rondas, las abuelas, los hijos, los nietos recuperados, cada año se suman más y “los otros” van cayendo, uno a uno, porque supimos no olvidar. Los que eramos niños en esa epoca, supimos escuchar la verdad, sumarnos a esa cruzada y comprometernos con los derechos humanos. Hoy pasamos los 30años, estamos más compenetrados con ese pasado y levantamos las banderas del nunca más, del no olvidar, ni perdonar porque queremos construir un futuro y vivir nuestro presente con total libertad de pensamiento y de expresión. Vivimos un momento histórico en que el Estado está junto a nosotros codo a codo en la prédica de los derechos humanos y en hacerlos realidad palpable. Esta es una lucha que no debemos abandonar nunca.
Pero aquí había una reserva que empezó a crecer, esa resistencia se convirtió en flor, se iniciaba la lucha por la verdad y por sacarle la venda al pueblo argentino.
Las madres de los desaparecidos, único ejemplo a nivel mundial con sus rondas, las abuelas, los hijos, los nietos recuperados, cada año se suman más y “los otros” van cayendo, uno a uno, porque supimos no olvidar. Los que eramos niños en esa epoca, supimos escuchar la verdad, sumarnos a esa cruzada y comprometernos con los derechos humanos. Hoy pasamos los 30años, estamos más compenetrados con ese pasado y levantamos las banderas del nunca más, del no olvidar, ni perdonar porque queremos construir un futuro y vivir nuestro presente con total libertad de pensamiento y de expresión. Vivimos un momento histórico en que el Estado está junto a nosotros codo a codo en la prédica de los derechos humanos y en hacerlos realidad palpable. Esta es una lucha que no debemos abandonar nunca.
Mariano Fernandez Martin
Secretario General Centro Juan B Justo de Junin
No hay comentarios:
Publicar un comentario